Sonetos

 

 
     

 

 
 
 


Maestra
 



De la mano de Dora mi maestra primera
comencé los palotes y logré con paciencia
llegar a las palabras con tenaz insistencia
que alentó con su empeño de manera sincera.

Evoco de esos días su prestancia señera
brindando convencida su probada eficiencia
para educar segura de legar su experiencia
porque dentro sentía vocación verdadera.

Rememoro en el tiempo las mañanas de invierno
cuando el viento pampero parecía escarchado;
el vasito de leche por ella convidado

tenía la tibieza de su calor materno.
Maestra de los años de apacible inocencia
mi corazón le ofrece la mayor deferencia.


He dejado que en versos fluya del sentimiento
en un canto sencillo la noble gratitud
para aquella que un día alumbró el conocimiento
que grabado en el alma perdura en plenitud.


Norma Ester Montenegro

 

 
 
 


El Fulgor del silencio

(Recordando a Alfonsina Storni)



Su femenina pluma ya orillaba la flama,
sus palabras crecían en frondas olorosas,
del desdeñable amor vivió toda la gama
y al escribir lo hacía, con espinas de rosas.

Cautiva cual devota de amor breve y sombrío,
plasmada con anhelos y quimeras remotas,
fue una leona herida , cayendo en el vacío
y en el místico intento vio sus cadenas rotas.

Acechó los límites su estirpe transgresora
su verbo es la simiente, que altiva aún aflora
la tardía alabanza para su sed de amar.

Visión alucinada su transparencia que huye,
y envuelta en lejanía la lira se diluye,
bajo el cielo de octubre que trasnocha en el mar.

 
Norma Ester Montenegro

 

     
 
 

 

Buzón

Centinela gallardo de la esquina
trasnochado testigo, confidente
del candor de la carta adolescente
descubriendo mi amor de chiquilina.

Se ha truncado tu suerte peregrina
el corazón desnudo aún doliente
perdura silencioso, firmemente
y el rojo en tu figura se empecina.

No sabía tu boca del tormento
de parir una pena de un olvido
-no vuelvo- me decía su misiva,

alejé de mis ojos el lamento
y no pude llorar por lo perdido,
dejé en este buzón mi alma cautiva.

Buenos Aires te supo necesario,
estás en el recuerdo ciudadano
mojón en la vereda, solitario…

 
Norma Ester Montenegro

 

     
 

 
Te quiero Buenos Aires

Te quiero Buenos Aires y a tu cielo
que trasnocha jugando en cada esquina
tras la bruma la noche se adivina,
cubierto el adoquín de terciopelo.

En tus calles abiertas al desvelo
desmaya una farola mortecina
apuesta con sus rayos de opalina
a cubrirme los hombros con su velo.

No se si vos y yo somos iguales
o tu luna me clava el aguijón,
cuesta arriba trepando los umbrales

yo sigo por su luz encandilada,
igual que cuando estaba enamorada
de aquél beso fatal del metejón.

 
Norma Ester Montenegro

 

     
 

Fe
 
 Aletea en la luz de la mañana
el vuelo singular de la esperanza;
abro mi corazón sin más tardanza
para atrapar la vida en la ventana.
 
Se oye un eco lejano de campana
que acompaña a las nubes en su danza
en mi pecho palpita una alabanza
crecida en alas de la edad temprana.
 
Me preparo a vivir un nuevo día
transitando las huellas de la suerte,
rebelde ante el acecho de la muerte
 
celebro la razón de mi osadía.
Siento algo que me impulsa hacia adelante
está dentro de mí puro y constante.
 

 
(c)Norma Ester Montenegro

 

 

 

     
 

Las campanas de mi pueblo


De mi pueblo recuerdo las campanas
que Manuco tocaba diligente
anunciando las misas diariamente
con un dejo de honor. Y son mis ganas

de volver a escuchar esos sonidos
que me instan a pensar que tal vez luego
del pasado retornen con mi ruego
y en mi alma permanezcan detenidos.

La iglesia con la imagen venerada
de la virgen oidora de plegarias,
fueron en mi niñez destinatarias

del sentir de mi fe consolidada.
El tiempo transcurrió y aunque lejanas
en mi mente resuenan las campanas.

(c)Norma Ester Montenegro

Nuestra Señora de la Merced - General Lavalle Pcia.BA Argentina

 

 

 

     
 

Osadía

I
Deja esta noche abierta la ventana
para que pueda entrar calladamente
a beber de tu piel la sal ardiente
que nutre esta pasión audaz, profana.

II

Quiero ser de tu boca la guardiana
y ofrecerte mi savia complaciente.
Abrazarme a tu pecho sugerente
ignorando la duda de mañana.

III

¿Cuánto durará el gozo de esta suerte
que me llena de dádivas inciertas?
De la humana ambición están cubiertas

IV

mis flaquezas que pugnan por tenerte.
Transita por mis venas la osadía
de amarte sin permiso día a día.

(c)Norma Ester Montenegro

OSADÍA 2º PREMIO CERTAMEN "IRMA RUIZ DE CONTE" ISIDRO CASANOVA año 2005

 

 

     
 

Soneto a la Galera de Dávila

De Lavalle a Dolores la galera
guapeando surcaba los senderos,
ida y vuelta sus fieles cadeneros
apuraban la marcha tesonera.

De fieras travesías fue pionera
transportando encomiendas; pasajeros,
que muchas veces eran prisioneros
llevados a cumplir pena severa.

El asfalto cubrió la trayectoria
de las huellas marcadas con coraje
y el progreso borró la bella historia
grabada en lo profundo del paisaje.

Con el último viaje se fue un día
quedando en la memoria su osadía.

Refiere la leyenda que trotando
Ánima Negra atrás de la galera,
solía andar, tal vez como esperando
que la posta final lo detuviera...

(c)Norma Ester Montenegro

Mas información sobre la Galera de Dávila

 

 
     
 

La palabra esperada

Colmará de ventura mi corazón ansioso
y habitará en mi pecho la palabra esperada,
aquella que pronuncie su voz acompasada
cuando asome a sus labios cual un trino armonioso.

Llenará mis oídos el sonido precioso
como un canto sublime de plenitud lograda.
Una íntima alabanza a Dios será elevada
por la gracia divina del momento gozoso.

Las gotas de rocío perladas por la luna
brillarán más intensas sobre el manto del suelo
y una ronda de estrellas dibujará en el cielo

las figuras selectas de una danza oportuna.
Coronará el instante que mi espíritu anhela
la dulzura infinita de la palabra ¡ABUELA!


(c)Norma Ester Montenegro

 
 

     

 

 

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